miércoles, 21 de noviembre de 2018

Matemáticas



No sé qué algoritmos utiliza Facebook para hacer que un escrito llegue a más personas y que éste automáticamente refleje el "me gusta". Pero empiezo a intuir que aquellos que tocan las "emociones" tienen el efecto llamada asegurado y la difusión conseguida de antemano. No así con aquellos escritos que salen de “las tripas”, muchas veces con esa rabia que nace de la impotencia ante lo que se ve y vive.

Y sé que esto que voy a escribir hoy, pertenece a este segundo rango, por lo que la difusión dependerá de si logro romper esta muralla matemática y convertir la impotencia en “algoritmo del alma” que convierta las tripas en “moción inteligente”.

Estamos, la comunidad, tres días sin salir de casa, excepto para lo imprescindible. Los tiros se oyen desde los barrios más degradados de Puerto Príncipe y las noticias de la radio no son nada alentadoras. Es el tercer día de una huelga que estaba anunciada para dos.

Tampoco la gente sale de casa. No justifico, para nada, la violencia, pero llego a entender que a veces es reflejo de la miseria más absoluta. Detesto a los que solo la manipulan, soliviantando a otros y montando barricadas en las principales calles de la ciudad, con cauchos ardiendo y derramando aceite. Creo que esto no es solución. Pero “entiendo” que no se pueda más y se “agarren” a ello.

Está todo cerrado por miedo al pillaje, como pasó en julio. Y el gobierno parece que no se da cuenta del hambre de su gente. ¿Hasta cuándo durará? No lo sé.

El martes me enviaron una foto del periódico el mundo donde se hablaba de esto. Pero fue imposible encontrar nada en los principales periódicos, sección internacional. Conozco a estas alturas, por eso, más a la ministra inglesa y sus tejemanejes con el Brexit que a mi vecino. Haití no interesa. Solo es el escenario principal del gran teatro de nuestro mundo cuando necesitamos sus recursos.

No sé si las matemáticas hoy me cuadrarán. Solo sé que la vida, no la ideal, es la que va dictando y condiciona nuestro modo de ser y hacer. Por eso el “me gusta”, lleva “algo-de-su-ritmo”…



miércoles, 7 de noviembre de 2018

Cambiar





Este fin de semana he tenido la suerte de asistir al primer congreso de la red ecuménica sobre Biblia, en uno de los departamentos del sur del país.
Fui invitada por la asociación "Sin Puentes", en la que doy (de pura chiripa) clases de español a un grupo de haitianos. Es una asociación que tiene por objetivo, restablecer (si alguna vez la hubo) la relación entre R. Dominicana y Haití, relación absolutamente excluyente por los primeros que han cerrado para los habitantes de este país, su frontera.
Yo no sabía, hasta este fin de semana, la gran implicación que además tiene su fundador, en esta red, que comenzó hace ya 25 años.

El primer día (reconozco que fui para conocer a otra gente, otro lugar... sin saber muy dónde me metía... aventura) acabé gratamente sorprendida de lo que allí viví. El objetivo de ese encuentro no era otro que aplicar, efectivamente, lo que este Libro propone a todos los pueblos, en la sociedad haitiana concreta. Vivir críticamente lo que ven, lo que oyen, lo que aquí, en Haití, se respira... y "hacer" lo que el "espíritu inspire a las Iglesias". Qué difícil para una mentalidad como la nuestra que todo lo justifica y se acomoda a lo que hay.
Invitaron como ponente a Jesús Alfonso Flores, de Colombia (al que se hacia traducción "simultánea"... Lo pongo entre comillas, porque lejos de utilizar cualquier aparato tecnológico para ello, otra colombiana que domina el kreyol, le iba traduciendo sobre la marcha. Nosotros, seguramente, haríamos un problema de ello...), y él se encargó de desmontar muchas falacias hasta hoy consideradas intocables.

La actualidad que allí se respiraba; las preguntas ¡¡muchas!!!, que se hicieron; los católicos, los protestantes y los vuduistas (sí, vuduistas también) celebrando juntos lo que se vivía y estaba preparado; los cuestionamientos que suscitó en mucha gente joven (otra sorpresa) que allí estaba, fue una verdadera lección para mi.

Fue una experiencia donde religión, cultura, tradición y novedad iban tan de la mano, que se hacía difícil no pensar en que eso es la verdadera esencia del ser humano. Finalidad que la Biblia ha tratado durante siglos de transmitir, lejos de fanatismos y otras manipulaciones que se han hecho sobre su base. ¡¡Qué gran identidad tiene este pueblo!!.
En Haití hay pobreza y miseria. Mucha. Pero hay inteligencia y pocas ganas de superficialidad. La fuerza que imprime el creer de verdad en lo bueno que anida en el fondo cada uno, y la necesidad de hacerlo tangible, es imparable.


Solo podía al final dar las gracias por permitirme, otra vez, adentrarme en esta Tierra, hoy más que nunca, Sagrada.



Ya estamos todos

Referentes Vs influencers

 Hoy me decía una persona que necesitamos "referentes". Y lo hacía en medio de un diálogo sobre lo que significa la educación y la...