domingo, 5 de abril de 2020

Tres Heridas

Cuantas veces la vida, de golpe, te resitúa. Es como un flash que, de repente, te devuelve a un pasado, a una memoria, a un momento. Esos acontecimientos más o menos abruptos, que un día te despiertan de un letargo no programado.
Hoy pensaba en todo esto. Quizá porque no está siendo “de golpe” cómo, esta vez, nos está resituando; es sorprendente como está enlazando sutilmente recuerdos, memorias, vida. Cómo lo importante va emergiendo sigiloso, sin golpes ni fracturas, con sensibilidad de cirujano maestro, que llega hasta el hondón para sacar y sanar de verás. Las tres heridas, de las que hablaba el poeta Miguel Hernández, la del amor, la de la muerte y la de la vida estaban ahí, en cada uno, y no éramos conscientes de cuánta razón tenía.

Está siendo así... creo. 

Es la emoción pausada y sostenida en el tiempo lo que nos está manteniendo en vilo. Y este estremecimiento nos hace permanecer. Se ha hablado mucho estos días de vulnerabilidad, fragilidad, límites... La distancia, a mí, me hace verlo todo de una manera peculiar. De vivirlo, si cabe, con más fortaleza al mismo tiempo que hondura. De “sentir” la cercanía más viva, más necesitada, más urgente.


No es verdad que haya más tiempo. Quien quiere lo puede llenar también de vacío. Simplemente, creo, que el Tiempo ahora es nuestro. Antes éramos sus servidores, ahora podemos ser sus “señores”, y transformarlo en momentos de cariño, de sueños de futuro, de confianza... de aliento.

Hemos crecido en Amor, porque estábamos profundamente heridos de él. Hemos crecido en conocimiento de la muerte, del límite, de lo frágil porque huíamos de ello... Y ahora, no solo hemos crecido en Vida, sino que somos conscientes de que estamos sostenidos por la misma Vida, curiosa paradoja. Para mi es Tiempo de Dios. Tiempo Nuestro.

Ya estamos todos

Referentes Vs influencers

 Hoy me decía una persona que necesitamos "referentes". Y lo hacía en medio de un diálogo sobre lo que significa la educación y la...