Está siendo así... creo.
Es la emoción pausada y sostenida en el tiempo lo que nos está manteniendo en vilo. Y este estremecimiento nos hace permanecer. Se ha hablado mucho estos días de vulnerabilidad, fragilidad, límites... La distancia, a mí, me hace verlo todo de una manera peculiar. De vivirlo, si cabe, con más fortaleza al mismo tiempo que hondura. De “sentir” la cercanía más viva, más necesitada, más urgente.
No es verdad que haya más tiempo. Quien quiere lo puede llenar también de vacío. Simplemente, creo, que el Tiempo ahora es nuestro. Antes éramos sus servidores, ahora podemos ser sus “señores”, y transformarlo en momentos de cariño, de sueños de futuro, de confianza... de aliento.
Hemos crecido en Amor, porque estábamos profundamente heridos de él. Hemos crecido en conocimiento de la muerte, del límite, de lo frágil porque huíamos de ello... Y ahora, no solo hemos crecido en Vida, sino que somos conscientes de que estamos sostenidos por la misma Vida, curiosa paradoja. Para mi es Tiempo de Dios. Tiempo Nuestro.
¡gracias Josela!
ResponderEliminarMesi anpil Josela !
ResponderEliminar