Y, aquí, en República Dominicana, nos pilló esta penúltima -no sera la última esta vez, imagino- revolución de las calles de aquella parte de la isla.
Ya lo sabíamos, pero como otras veces, esperábamos que en cinco días, volveríamos a esa ¨calma tensa¨ que venimos viviendo desde hace meses...
Estar fuera, te hace tomar distancia "física" de lo que allí se vive, pero no distancia "afectiva" de lo que sucede. Te posiciona en la impotencia y el dolor en la espera y los tiempos se relativizan, porque empiezas a comprender por qué la persona haitiana a la que quieres y comparte contigo los avatares del día a día, no absolutiza el momento (no lo encapsula ni espera que sea lo último) y te enseña que todo es cuestión de proceso... hasta la violencia empedernida de los que provocan miedo...
Entiendes entonces su vivir al día y la dificultad en la planificación que siempre muestran; su desconfianza primera en que el otro "te sirve a ti" y no "se sirve de ti"; su acogida incondicional al que llega de otro color y de otro idioma, porque son los gestos los que muestran lo que eres y no la información que se da "del haitiano y su país"...
Agradeces lo que vives y te consideras afortunada y deseas que ellos puedan también vivir lo que tu has gozado en tu pais de origen: una educación libre y creativa; una seguridad en la sanidad y unos medios mínimos legales que te den identidad...
Mañana, si Dios quiere, vuelvo de nuevo, confiando, como ellos, en que la paz vendrá y esta vez, para quedarse...
Estar fuera, te hace tomar distancia "física" de lo que allí se vive, pero no distancia "afectiva" de lo que sucede. Te posiciona en la impotencia y el dolor en la espera y los tiempos se relativizan, porque empiezas a comprender por qué la persona haitiana a la que quieres y comparte contigo los avatares del día a día, no absolutiza el momento (no lo encapsula ni espera que sea lo último) y te enseña que todo es cuestión de proceso... hasta la violencia empedernida de los que provocan miedo...
Entiendes entonces su vivir al día y la dificultad en la planificación que siempre muestran; su desconfianza primera en que el otro "te sirve a ti" y no "se sirve de ti"; su acogida incondicional al que llega de otro color y de otro idioma, porque son los gestos los que muestran lo que eres y no la información que se da "del haitiano y su país"...
Agradeces lo que vives y te consideras afortunada y deseas que ellos puedan también vivir lo que tu has gozado en tu pais de origen: una educación libre y creativa; una seguridad en la sanidad y unos medios mínimos legales que te den identidad...
Mañana, si Dios quiere, vuelvo de nuevo, confiando, como ellos, en que la paz vendrá y esta vez, para quedarse...